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Teatro...y un poco de humor adulto

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RUIDO DE UNA NOCHE DE VERANO

Una obra para recomendar....

 

Sobre textos de William Shakespeare

La Universidad Popular de Belgrano presenta una nueva versión de
RUIDO EN UNA NOCHE DE VERANO, versión libre de María Inés Falconi sobre Sueño de una noche de verano de W. Shakespeare.

Tres generaciones de actores, todos ellos egresados de la Escuela de Teatro de la Universidad Popular de Belgrano, se reúnen por primera vez en este escenario para presentar esta divertida comedia.

Esta versión rescata y refuerza el humor del original, su absurdo y sus delirios, buscando un lenguaje accesible a nuestra época, que permita que el público joven, tan alejado del movimiento teatral, se acerque a los clásicos y disfrute con ellos.


Ficha técnica

Sobre textos de: William Shakespeare
Dramaturgia: María Inés Falconi
Actuan: Damián Benchetrit, Héctor Braver, Fiorella De Giacomi, Carlos de Urquiza, Lucia de Urquiza, Mauricio Dreiman, Carolina Faletty, Juancho Ferrería, Santiago Frías, Claudio Provenzano, Carolina Quiroga, Luz Rodriguez Urquiza, Pedro Benítez, Beatriz Besteiro, Graciela Bravo, Gustavo Di Costa, Lucía Lopez Noguerol, Andrés Sabán
Vestuario: Viviana Aronno, Lucía Marachli
Escenografía: Carlos Di Pasquo
Música: Pablo Miquelarena
Director asistente: Daniel Fernández
Dirección: María Inés Falconi

MONOLOGOS  DE LA VAGINA

" Vagina. Ya está, lo he dicho.  Vagina he vuelto a decirlo.  He estado diciendo esa palabra una
y otra vez durante los últimos tres años.  La he estado diciendo en teatros, en universidades, en salas de estar, en cafeterías,  en cenas, en programas radiofónicos de todo  el país. La diría en televisión si alguien me
dejara hacerlo. La digo 128 veces cada noche   que interpreto mi obra, Monólogos de la vagina,
basada en entrevistas realizadas a un  grupo variopinto de más doscientas mujeres  que hablan sobre sus vaginas".  


" No puedes amar una vagina sino amas el vello.
 Mucha gente no ama el vello. Mi primer y único marido odiaba el vello. Decía que era una sucia maraña. Me hizo afeitar la vagina. Se veía hinchada y desprotegida, como la de una niña pequeña.Eso excitaba a mi marido".


"¿Ahí abajo?. No he estado ahí abajo desde 1953. Qué va, no tuvo nada más que ver con Eisenhower.
No, no, lo de ahí abajo es un sótano.  Es muy húmedo, mohoso y frío. No quieres bajar ahí. Créeme.
Te entrarían ganas de vomitar. Es asfixiante. Absolutamente nauseabundo. Con ese tufo a humedad y a moho y a todolo demás. ¡Ufff!. No hay quien aguante la peste que echa. Se te pega a la ropa".


"Mi vagina es un caracol,  un tierno caracol rosado redondo, que se abre y se cierra, se abre y se cierra.
Mi vagina es una flor, un tulipán excéntrico, con el centro hondo y profundo, aroma delicado y pétalos suaves
pero resistentes".

"Mi vagina era parlanchina, no podía esperar,  no podía esperar tanto, tanto hablar, palabras que hablaban, no podía dejar de intentarlo, no podía dejar de decir, ¡Oh, sí. Oh sí!. No desde que sueño que tengo un animal muerto  ahí adentro con hilo de pescar negro y grueso. Y no puedo desprenderme del apestoso olor a
animal muerto. Y tiene un tajo en el cuello y sangra tanto que me empapa todos mis vestidos de verano".

"Mi mamá me dice con voz atemorizadora, fuerte y amenazante que deje de rascarme la cachucha.
De pronto me aterra pensar que me la he arrancado de tanto rascarme. No vuelvo a tocarme, ni siquiera
estando en la bañera. Tengo miedo de que me entre agua ahí abajo y de que se llene hasta hacerme reventar"

"Me encantan las vaginas. Me encantan las mujeres.  No las veo como cosas separadas.
Las mujeres me pagan para que las domine,  para que las excite, para que las haga acabar.  Yo empecé haciendo esto.   No, qué va: empecé siendo abogada.  Pero cuando tenía treinta y tantos años me
obsesioné con hacer felices a las mujeres.  Había tantas mujeres insatisfechas, tantísimas
mujeres que no tenían acceso alguno  a su felicidad sexual..."

" El corazón es capaz de sacrificarse. La vagina también. El corazón es capaz de  perdonar y de sanar. Puede cambiar su forma para dejarnos entrar. Puede dilatarse para dejarnos salir. La vagina también.
Puede sufrir por nosotras y ensancharse por nosotras, morir por nosotras y sangrar y traernos entre sangre a este mundo difícil y maravilloso. La vagina también".

" Vagina. Ya está, lo he dicho. Vagina he vuelto a decirlo.  He estado diciendo esa palabra una
y otra vez durante los últimos tres años.  La he estado diciendo en teatros, en universidades, en salas de estar, en cafeterías,  en cenas, en programas radiofónicos de todo  el país. La diría en televisión si alguien me
dejara hacerlo. La digo 128 veces cada noche  que interpreto mi obra, Monólogos de la vagina,
basada en entrevistas realizadas a un  grupo variopinto de más doscientas mujeres  que hablan sobre sus vaginas".

" No puedes amar una vagina sino amas el vello.  Mucha gente no ama el vello.  Mi primer y único marido odiaba el vello.  Decía que era una sucia maraña.  Me hizo afeitar la vagina. Se veía hinchada
y desprotegida, como la de una niña pequeña. Eso excitaba a mi marido".

CONFESIONES DEL PENE

Espiamos el texto de la obra

"Los doctores realizaron un trabajo maravilloso. El reimplante les llevó diez horas, porque, you know, había mucho que coser. Cuando desperté, el médico en jefe afirmó: Ya tienes de vuelta el pene en su lugar, hijo. Ahora debemos aguardar setenta y dos horas. ¿Y cuánto es eso?, pregunté. Son tres días, hijo me contestó el doc, tres días cruciales para el futuro de tu pene, porque tu cuerpo puede rechazarlo. Pero ¿cómo va a rechazarlo dije si se conocen de toda la vida?".

 

"-En la antigüedad, los egipcios y diferentes grupos tribales usaban protectores de penes. Servían para resguardo de la zona genital en combate, como indicador de estatus o como mero elemento decorativo. En Europa, durante la Edad Media, también se utilizaron protectores.

-En los museos de España, Francia e Inglaterra, por ejemplo, puede verse que muchas armaduras de los caballeros tenían un bulto enorme, en algunos casos erecto, lo que probablemente tenía el objetivo de amedrentar al contrincante".

 

 

"Te dejan solo y arreglate como puedas. Al final, en pocos minutos salí del baño con el frasquito medio escondido entre el saco. Me acerqué al mostrador, pregunté por la enfermera y se lo entregué. Ella le puso un rótulo como si nada, y dijo que me iban a llamar cuando estuvieran los resultados. A la semana sonó el teléfono y me comunicaron que mis análisis habían dado bien y que por favor concurriera en tales fechas para las tres donaciones. La última ya estaba canchero y salí del baño con el frasco en alto, sin esconderlo, y se lo entregué a la enfermera diciéndole: me dejaste seco".

 

 

"-¿Y qué ocurre cuando el pene se apodera de nuestra mente? ¿Qué cosas es capaz de hacernos decir?

-Estás hermosa.

-Me gustás.

-Te invito a salir.

-Podríamos ir a cenar y después...

-Es tarde, te acompaño hasta tu casa.

-¿Me invitás a pasar?

-Pero sí, más vale, estoy dispuesto a casarme con vos".

"Casi de inmediato comenzaron las visitas periódicas a la obstetra, esa cosa de los nuevos padres de acompañar el proceso junto a la madre. Juro que no me perdí ninguna consulta, hice el curso de preparto, gimnasia para embarazadas, natación para embarazadas. ¡Hasta hice el curso de lactancia!".

"Al final, la relación se cortó. Luego vinieron otras. A todas las respeté. Las respeté tanto que me dejaron".

"Yo siempre digo que el sex shop es a la pareja lo que el dulce de leche es al flan".